Como es frecuente, la vida nos pone retos y desafíos que superan nuestra fortaleza. Ante un dolor intenso y una profunda tristeza, los pensamientos nos apresan y distorsionan las alternativas para encontrar soluciones, lo que nos hace ver nuestros problemas como irresolubles y sin salida. Esto crea una realidad que sólo está en su cabeza. Esas emociones te llevan a adoptar formas de pensar destructivas que producen desesperanza, ganas de llorar, alteraciones de sueño y apetito. Asimismo, esos síntomas recurrentes han creado patrones mentales negativos como respuesta a un desequilibrio en los neurotransmisores del cerebro, que son los responsables de regular las emociones y el estado de ánimo.
La esperanza es lo que te mantiene en marcha, pero la esperanza te mantiene enfocado en el futuro y ese enfoque continuo perpetúa su negación al ahora y por tanto también su dolor e infelicidad.
El cuerpo del dolor te hace producir los pensamientos suicidas y los planes detallados de autolesión en medio de la desesperación ante un presente insatisfactorio. El cuerpo del dolor es esa herida psíquica subjetiva ocasionada por los traumas, el dolor y el resultado de los conflictos mentales-emocionales. Es tanta la angustia e irritabilidad que se cree que la solución a todo es el suicidio. ABRE LOS OJOS Y ENTIENDE QUE NADA ES PARA SIEMPRE Y QUE TODO TIENE UN CICLO Y UN PERIODO DE TRANCISIÓN. Ese sentimiento insoportable te hará crecer como persona, madurar emocionalmente y prepararte para un cambio en tu vida.
TU NO ESTÁS SOLO, siempre contigo. . .MentéX!
